Oliver Czarnetta
1966, Aachen, Alemania

La obra de Oliver Czarnetta establece una estrecha relación con la personalidad humana, para el artista alemán está formada por capas, como una cebolla.  Desde las partes infinitamente divisibles hasta aquellas que se expanden indefinidamente en cualquier dirección. El “yo” como un núcleo supuestamente estático que emerge de una ilusión, como un microcosmos adicional en un macrocosmos adicional.

De este modo, Oliver Czarnetta considera que la personalidad debe entenderse como un proceso que tiene lugar a partir de la conexión entre todas ellas, es el resultado de la tensión entre las capas.

La procesualidad de esculturas recae en el movimiento del espectador: el hecho de moverse alrededor de ellas es lo que les confiere vida. El ser humano es consciente del tiempo cuando se produce movimiento o cambio. Sus esculturas no se mueven por sí solas, de ahí la importancia del movimiento del espectador, quien, al rodearla, la sitúa en su tiempo.

Su propuesta artística gira en torno a la paradoja en sí misma determinada por la supuesta transparencia de sus esculturas y la cercana intención de dejar escapar cualquier pensamiento.